Los casos de quemaduras en niños se triplican durante las festividades de Navidad y Año Nuevo, en comparación al resto del año, debido al uso inadecuado de juegos pirotécnicos, como cohetecillos, luces de bengala y fuegos artificiales. El problema suele agravarse por el desconocimiento de gran porcentaje de padres de familia sobre cómo actuar ante quemaduras de primer, segundo o tercer grado.
Según el Instituto Nacional de Salud del Niño San Borja, el 90 % de niños quemados proceden de otras ciudades del Perú. Los más afectados en las fiestas de fin de año son los niños y adolescentes, entre 4 y 13 años, porque acceden con facilidad a los pirotécnicos. Una mala manipulación puede ocasionar, incluso, mutilaciones en las manos o pies, lesiones oftálmicas o auditivas.
Nora Bueno, docente de Enfermería de la Universidad de Ciencias y Humanidades (UCH), asegura que las quemaduras por mal uso de un pirotécnico son los casos más frecuentes. Una mala manipulación puede exponerlos a quemaduras de primer y segundo grado, que causan dolor, enrojecimiento, hinchazón y ampollas. Las quemaduras de tercer grado generan blanquecimiento u oscurecimiento de piel y no suelen doler.
Al activar estos productos —que contienen elementos como el carbón, azufre y de potasio, mezclados con pólvora—, generan mucho humo con partículas de metal, cuya inhalación es capaza de provocar bronquitis o neumonía. Los niños expuestos a este humo también pueden sufrir ardor en ojos, náuseas, vómitos, presión en el pecho y dificultad para respirar.
Si su hijo sufre quemaduras de primer, segundo o tercer grado, debe seguir las siguientes recomendaciones:
- Alejar a la persona afectada de la fuente de calor, que deberá apagarse.
- Aplicar un chorro de en la parte lesionada durante 15 minutos.
- No aplicar elementos orgánicos como el sillao, ya que podría infectar la lesión.
- Cubrir la herida con gasa o un trapo limpio húmedo.
- Acudir inmediatamente al establecimiento de salud más cercano.